28/6/18

Hace 10 años las cosas eran tan distintas... bellas pero oscuras
Mi vida cambio en lo sentimental. Para mejor claro está...
La familia aumentó... y tengo 40 años

Ayer, una buena tocata en Scd, Gente nueva.... amigos viejos... musica... sonido... todas esas cosas que me llenan...

Pero me queda la gran duda... que pasa con la musica en nuestro país.... se puede o  o se puede?

El tema da para largo y dejare hasta aca para tener una  buena excusa para seguir escribiendo

Chapulines!

28/3/10

Cuando cantan nuestros muertos




Te debía este post, que sin duda leerás en tu otro plano de la existencia que ahora llevas. Mas que nada siento un poco de frío, un poco de incredulidad, un poco de tedio hacia todos y hacia mi mismo. Es idiota, es estúpido, es increíble pensar que te fuiste.... de esa manera, tan poco digna, (para mi), pero, bueno, la muerte es muerte y su dignidad no es algo que uno deba decidir... quizás tan solo estabas en la tuya nomas.
Pero yo sé por qué pasó todo esto.
Por que pasan tantas cosas y por qué nos sentimos de esta manera... Por qué al final de cuentas, eramos amigos? qué unian a dos personas diferentes... primero, la música, el sentimiento de rebeldía, escuchar musica y música, y compartir, con la guitarra en la mano, de un par de cervezas, de cantar una y otra vez los "exitos para olvidar" que te gustaban tanto... jaja, prometernos una y otra vez que haríamos cosas juntos... y sí... Ahí estan mis letras versionadas en el ultimo disco de Genocidio, tu banda... Por qué te animaste a incluirme en tu musica?.. que te llamó la atencion de este fracaso pemanente que soy... Yo sabía, aun lo sé, que no eres una persona común, que tu vision, distinta quizas a la de los papás que quieren que su hijo sea siempre un "chico bien" no encajaba, que provocaba, que hacía pensar... que asustaba a los amigos mas conservadores... Sí, ese mismo amigo del cual me conversaste la ultima vez que conversamos...

Ese día hablamos mucho y de muchas cosas, me mostraste la bicicleta, la okupa donde vivias, me mostraste el huerto, tocamos guitarra, y caminamos muchos paraderos para ir a buscar un par de amplificadores para una tokata... me contaste tus aventuras en el norte... cultivando, trabajando la tierra... en las protestas, como te fuiste preso por protestar contra Pascualama, ahi mismo, donde las papas queman, en el norte, junto a la gente.
Sabías que nuestro amigo estuvo ahi?, por supuesto que lo sabes... tambien sabes que estuvo la Andrea, que te aprecia mucho, y a quien volvi a ver luego de 2 años... fue adrede cierto? fue una maniobra rara tuya para volvernos a ver, jaja.. lo cierto es que llore mucho y de una vez, abrazado a ella y ella tambien lloró, por la injusticia que significaba todo esto... nuestro amigo naturalmente no tardó en llegar para separarnos, pero ya estaba hecho. Sé que algún dia volveré a conversar con ella, y no valrdan los intentos idiotas por parecer niñito bueno y "alejarla" de un mal elemento como yo.
Establezco la diferencia, Emerson, porque tu eres diferente... porque no fallaste cuando organizaba cosas, tokatas, el cumpleaños del Israel...
Quizas es muy trivial conversar cosas como estas, pero asi eramos, triviales, conversando de musica y de la vida... ahora pienso y pienso, tratando de encontrarle sentido a esto

Seguire escribiendo... hoy hay cosas que me aprobleman yque llenan mi mente... el espacio esta abierto y estas en la inmensidad... me ves?

HAsta el proximo post. amigo

12/3/10

Con cariño, para la gente positiva

Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.... todos esos niñitos que se comieron toda la mierda de la represion, que ahora quieren aplicar la moral de la gente decente y salir a MATAR a cualquiera que no encaje con su santidad... toda la gente que piensa que piñera es "un gran emprendedor"... yo no se en que mierda de mundo viven si estan endeudados hasta el cuello, les deben plata a los mismos empresarios dueñlos de las tiendas que ahora estan en el poder... acaso no se dan cuenta de que los han trabajado todo este tiempo con la tele con la farandula, con todo el gran mensaje de que hay que comprar y comprar y ser alguien de bien?.. les han podrido la mente..

Ahora hablar de defender la vida, de no TORTURAR; de no MATAR, de pedir beneficios sociales para los que menos tienen, se ha transformado en algo malo... No, eso es ser "comunista" poco menos que el demonio...

Nunca estuvimos peor que como estamos ahora, la brecha entre los que tienen mas y los que tienen menos es escalofriante... Todos tiran para su lado no mas, La solidaridad solo es un cuento que nos hacen creer, porque el resto del año sin teletones, la gente se comporta como el pico, con su vecino, con su compañero de trabajo, con su mujer e hijos...

Diganme que es bueno estar pegados a la tele viendo cuanto mas se aumentó el busto una modelo, diganme que es bueno darse cuenta de que hasta los periodistas no saben de redaccion de que tienen faltas de ortografia.. de que todos haban con frases hechas de que no hay argumentacion..... aca no se trata de colores politicos sino que cuanto te estan cagando dia a dia y no te das cuenta... y claro si unno dice algo es que no es una persona "positiva", pero a quien le conviene que seas "positivo", estando pasivo mientras te cobran hasa lo que cagas? eh?...

Y saben que mas? vayanse a la mierda con su pensamiento wn, sigan viviendo asi, sigan pagando mas de lo que tienen, sigan siendo tratados asi por los ssitemas de salud, muriendo como perros, siendo masl atendidos, con mala educacion y sin oportunidades... mientras tengan su tele seran felices...

eso es lo que quieren,eso tendran

22/8/09

El parque de diversiones

Verde. Unos gorriones volaron bajo y aterrizaron cerca de las piernas del cartero en donde éste había desmenuzado y tirado los trozos del pan que tenía destinado para colación. Amarillo. El viento otoñal desordenaba con total libertad las hojas caídas que ya no iban a ser apiladas para su incineración. Rojo. Una página de diario, arrastrada por el viento, llegó a sus pies como si la misma naturaleza quisiera explicar al hombre la razón de todo lo que había pasado. Verde. Y en un pequeño artículo, la halló.
Entre las informaciones económicas en la que una vez más se destacaban las cifras en alza de la economía, se mencionaba la movilización de tropas en las costas del sur. Amarillo. Y los nuevos y revolucionarios arsenales que llevaban un círculo de ese color en los costados. Rojo. Ante las voces de alarma de algunos grupos contestatarios de personas ajenas al espíritu democrático, los legisladores llamaban a la calma y a la confianza –verde –de la gente. Otra foto mostraba los grupos de personas rodeados de agentes del orden público. Amarillo. Por primera vez viendo la foto, les miró bien las caras. Rojo, era el tinte de una camisa manchada de sangre, y ésta manaba de una herida en la frente. El manifestante lesionado sostenía un cartel que decía “paz”.
Verde era el color de los uniformes de los que reprimían.
Amarillo era el cielo sobre ellos.
Rojo. Otra foto mostraba el intrincado diseño de una bomba, una bomba nunca antes vista, cuya descripción celebraba el avance científico en materia de seguridad. Los experimentos siempre garantizan nuestra seguridad.
El verde césped había sido cortado el día anterior y despedía un agradable aroma. Los picos amarillentos de las aves seguían recolectando los pedazos de pan y, mientras el cielo enrojecía con los tonos de la tarde falleciente, el hombre soltó la hoja de diario que sostenían sus manos.
Su mirada quedó atrapada otro instante más en el juego de luces. Verde-amarillo-rojo-verde-amarillo-rojo-verde-amarillo-rojo y otra vez. Se había quedado sentado en aquella plaza porque consideró que era un buen sitio para comer el pan que llevaba destinado para su colación; pero, al sentarse, reparó en el aparato de colores que apuntaba a alguna parte, a algún automóvil que no tardaría en llegar.
Y así había pasado el día entero.
Y las luces no dejaron de prenderse, verde-amarillo-rojo. Y ningún vehículo se acercó a la esquina, rojo-verde-amarillo. Y él se quedó en el juego, mientras los pájaros devoraban las migas y las hojas de diario eran arrastradas por los caprichosos vientos. Amarillo-rojo-verde.
Y cuando por fin se convenció de que nadie vendría a detenerse con la luz roja, o avanzaría con la verde, o aminoraría la velocidad con el amarillo, se levantó del asiento de la plaza y caminó rumbo a su casa.
- Me aburrí de jugar –le susurró al semáforo al pasar.

17/8/09

nada

esto es...







































































































































lo que he hecho hoy

6/8/09

Muerte por pena: una pena de muerte

"El debate está instalado" anuncia la TV, el aparato rector de los comportamientos y destinos de la población. Los animadores comienzan a elucubrar teorías, los periodistas hablan y hablan con sus palabras-rellenos... "justicia", una palabra manoseada por gente que puede hablar con la misma naturalidad de las tetas operadas de Carlita Ochoa, como del asesinato de una pequeña niña...

Y he aquí el show de la televisión, mostrar lo peor de nosotros mismos, de cuan estúpidos, de cuan bajos podemos ser, y no debe ser de otra manera de acuerdo a la instruccion diaria que hacen los medios de nosotros. Palabras y mas palabras: el horror de un asesinato junto al soterrado sexo en el "reality" "Pelotón"...

Momento: ¿estamos hablando de personajes de la televisión que se encierran en un "cuartel" para vivir una "vida militar" con entrenamiento e instrucción, y cuyas acciones y recaciones son captadas por diversas cámaras instaladas en todo el recinto? Y hablamos, tambien de que esta vida de encierro es seguida por miles de personas no solo en nuestro país, sino en el mundo (ya que, seguro esto es una mala copia de afuera) con altos ratings de sintonía, y , para colmo, si te lo perdiste o no quisiste verlo, al otro día los "matinales" las radios y diarios como Las Últimas Noticias te pueden recordar los momentos mas polemicos de la jornada anterior... hablamos de miles de personas sedientas de morbo que aguzan la mirada sobre cada segundo de video, cada fotograma para descubrir si las personas que están retozando bajo las tapasrealmente estan teniendo sexo... si, hablamos de psicopatía, enfermedad mental, adoctrinamiento en la banalidad y el morbo y enajenamiento de los sentimientos del otro.
Porque, los psicópatas, como Juan Saavedra, el violador asesino de la pequeña niña Francisca (podría poner "panchita" para lograr un efecto de identificacion y ternura en lo que escribo, pero no voy a caer en semejante idiotez) efectivamente, es una persona enferma: un clásico psicópata de varias personalidades, que demuestra una absoluta frialdad al mentir, al decir a sus vecinos que no sabia nada de la niña (teniendo el cuerpo en su casa), a los policias que "lo interrogaron" y que no encontraron "nada anormal" en su comportamiento, vaya profesionales... frialdad y enajenacion para con esa pequeña... una absoluta falta de racionalidad en sus actos, pero a la vez, moviendo los hilos de forma perfecta para consumar el espectáculo del sexo y de la muerte... Saciar los instintos, deshacerse del resultado... si la sigues, la consigues... todo esto junto ante el terrible dolor de unos padres que pierden a su pequeña...

Todo confluye para que cosas como éstas pasen, porque nadie me va a decir que la abuela de la niña no es una vieja soberanamente estúpida, porque para cualquier persona que tenga niños o sobrinos pequeños es fundamental saber que no s epuede confiar en nadie, y menos se puede quedar uno tan tranquilo mientras tu niña va a la casa "de un vecino a buscar unos juguetes"... No es ésta la actitud pasiva y estúpida de muchas mujeres que en su imbecilidad favorecen, por no decir alientan, a violadores y personas violentas a actuar impunemente? Hasta cuando se seguira esta horrenda dinamica de no ver nada, de no darse cuenta de nada de no pensar... es que acaso a los mayores se les ha olvidado el instinto básico, que cualquier animal tiene, de proteger a las crías, a sus pequeños, porque representan el futuro y la perpetuacion de la especie? Sobretodo las mujeres, ésas que crían el machismo en los hombres y la pasividad en sus hijas para que a su vez no vean nada cuando el esposo se acerque curado a la cama de las niñas a "demostrarles su afecto"... NO, a todos se les olvida o lo olvidan por conveniencia, o porque, simplemente hay mejores cosas que hacer...
Todo influye, las piezas se arman en el rompecabezas: Padres obligados a trabajar, abuelas cuidando a los hijos de estos padres, Poblaciones donde los vecinos "no ven ni escuchan nada" pero que al final si "vieron un bulto extraño a los pies de la cama" , o que "estaba sudando raro" o "el molestaba a las niñas de la cuadra" o que "lo vieron pasar con un bolso extraño" o que "mis hijas estaban jugando con ella, pero despues se entraron y ella se fue sola a su casa"... este tipo de estupidez colectiva es tambien un motivo de analisis, porque tambien las culpas recaen sobre ellos, porque "yo no pense que el vecino pudiera hacer algo así" o esta otra ya que no falta el que que le busca la justificacion a todo "el perdió a su mamá" "son las drogas"... ya para que vean que al final el psicópata no es tan malo como creen...
Y es verdad, no es tan malo, porque lo realmente malo es la actitud del resto, la ovejilidad pasiva de ver como faenan al que esta a tu lado, sin darse cuenta o sin querer darse cuenta ya que ésto supondría un estrés extra y sinceramente los tiempos están muy malos para andar fijándose en esas cosas tristes o complicadas, asi que ire por la vida sonriendo para pensar positivo... Qué es al final un asesino sin un entorno ideal para cometer su crimen? sin policías ineptos (que le interrogaron, encontrando en él a una persona normal, en condiciones que especialistas que conversaron con el posteriormente han dicho que el tipo esta loco)sin un sistema judicial eficiente, o me van a decir que no sabian que este personaje no habia estado ya en la carcel por robo con intimidacion y que tambien tenia cargos de violacion anteriores?... Al final este tipo de sistema de justicia actúa con prontitud cuando hay que golpear a mujeres que exigen aumento de sueldos para sus maridos, para "restablecer el orden" cuando alguien legítimamente pide por sus derechos, cuando hay que pasar a fiscalía militar a un estudiante que protesta por su derecho a estudiar.... O cuando hay que embargar a una familia por deberle a las casas comerciales, ahi son rapidos y efectivos, cuando hay que rematar las casas por las cuales han pagado el doble y el triple de su valor... ahi se actua con celeridad, ya que son los "patrones" los que han ordenado, y los perros deben obedecer.
Al final quien tiene la culpa, quienes son los psicópatas?

A nadie le importa nada, todo es relativo... el proceso de enajenacion de Juan Saavedra por la niña, no es distinto al proceso que exibe hoy Felipe Camiroaga en la mañana, pretendiendo sentirse tocado pro la noticia, cuando se le nota que está enajenado de ella, no la siente... para él, su halcón y su éxito estas noticias son solo cosas desagradables que les pasan a la gente pobre y sin la adecuada educacion... Quién es el psicópata?

Se logrará algo manteniendo a un asesino en la cárcel de por vida? gastando aire y millones de pesos del estado
Se logrará algo darles el pan al pueblo de ver satisfecho el morbo, al matar a su vez, a esta bestia humana?

Aprenderemos la lección de una vez por todas?


y al final, solo queda el dolor, una pieza vacía, unas risas que no se escucharán, unos dvds de barney sin contemplar y la ropita de una pequeña a la orilla de un roquerío... Cómo superarán sus padres esto? no lo sé en verdad, es demasiado terrible, es demasiado hondo... es una condena: no habrá pena de muerte para el asesino, pero si algo mucho mas tremendo para las víctimas: la muerte por pena, al final la mas lenta, horrible y triste de las muertes.






ERA: Ameno


revela

Arrúllame, ocúltame, arrúllame

Ameno, ameno, luz, ilumíname, arrúllame

Ameno, la señal del reino, ameno

Dime, dime, cubierto por el abrigo,

cúbreme con el abrigo,

ameno Señales del reino, inmunízame,

ameno Señales del reino, inmunízame,

ameno Ameno, arrúllame...







1/8/09

Aunque no quieras, me acuerdo

Qué es la memoria a ciencia cierta?, dónde se alojan nuestros recuerdos?... en qué consiste la intrincada red neuronal que guarda nuestra vida?, donde está el disco duro de mi cerebro, ése que al parecer necesita permanentemente una defragmentacion, y un buen antivirus, ese que obstinadamente me trae una y otra vez a pasajes que he vivido... y todo tiene otro color, otro aroma... las clasicas caracteristicas que el tiempo impregna a los recuerdos, donde uno tiende a creer que todo tiempo pasado fue mejor, y a la larga, al final es verdad, pero mejor en algunos sentidos solamente

Porque claramente hay que aprender a querer el tiempo presente, si, este al cual llegaste precisamente, gracias a lo que viviste...

Llega el clásico mes de los gatos, Agosto, y, aunque no lo quieras, de hecho no quieres, me acuerdo. Y que con esto, qué gano yo con acordarme que será tu cumpleaños, y sobretodo, de que cresta te sirve que alguien como yo se acuerde del dia en que tantas veces te salude... de nada, jajaja obviamente... por eso escribo, porque quizas no sirve de nada hacerlo, quizas liberar lo que lleva uno adentro, o quizas, como bien puedas creer, cagarte la mente, y mandarte desde aca toda la mala vibra del mundo para que te empiecen a pasar cosas raras y locas, como golpearte en los fierros de un paradero, perder tu billetera, romperte el taco, y en fin... soy un buen chivo expiatorio de todo lo malo que te pueda pasar... pero... no fue siempre así.. no?

En fin, cumplo con escribir que me acuerdo, y ésto no tiene ninguna carga positiva o negativa para ti, simplemente lo hago y trato de racionalizarlo para plasmarlo acá... incluso te puedes reir con lo que hago, porque es un acto patético el escribir desde este rincón, porque ni siquiera escribo para ti, sino, que "para nadie", ni siquiera para mi

Aún sangran las heridas de lo que te hice?, si es así lo lamento, en serio... podría decir que "nadie tiene la verdad" y que "los dos tuvimos la culpa",pero no tiene ningun sentido hacerlo, las cosas pasaron, pasaron por muchos motivos y cirscuntancias... y he recogido valiosas lecciones de aquello, sin embargo, aunque jamas reconoceras (ni tienes por que hacerlo) que te puedas haber equivocado en algo, yo si me reconozco en mis errores, porque son ellos el hilo de mi vida, equivocarme ha sido mi constante, tomar malas desiciones.. tu ya lo habias visto, conocías mi aficion a autodestruirme, y trataste por todos los medios de conseguir que me quisiera un poco mas, y en parte lo lograste... por esos momentos de apoyo, de felicidad y descubrimiento mutuo, gracias.

NO parece que fue ayer cuando en agosto, bajo una lluvia torrencial corri por avenida republica hasta llegar a Gorbea, y, empapado, llegaba hasta la puerta de la casa de tu abuelita para saludarte, creo, creo que no pude ni entrar, pero para mi valia el momento, valia el correr solo para verte, el estar mojado era solo una anecdota que juntos recordariamos años despues, no parece que fue ayer porque no lo fue, sucedió hace 13 años (cuidado! numero de mala suerte!)
Yo podría alegar que nunca me quisieron ni en esa casa, ni en pasaje Isla Ascensión, donde aun huele a soft y, poniendo harto ojo, se pueden divisar adornos que cuelgan en tu pieza... muy de ti por cierto... como decía, podria decir que nos hicieron la vida imposible, que nunca pudimos conversar tranquilos sin tener la presion de estar siempre "visibles", que permanentemente se burlaban de las estupideces que hacía, como mojarme entero solo para verte 5 minutos,o la ropa que llevaba, en ese tiempo siempre rotosa, con los bototos, eterno beatle negro... jajaja quien no se iba a reir de eso, siempre he sido un mamarracho, un rebelde y talentoso mamarracho eso si...
Me convertí en la mas efectiva forma de molestarte, de sacarte de tus casillas, era cosa que dijeran algo de mi para que con garras salieras a defenderme, y así enojada, habia motivos para retarte, para humillarte y ponerte en tu sitio como siempre lo hicieron y, espero, no esten haciendo ahora... Todo era una estupidez, todo cuanto haciamos era superfluo para tus viejos,... dime, auin tienes que pedir permiso para salir?, ojalá que no...

Y a mi, quien mierda me ha dado el derecho de hablar así de tus papás, nadie por cierto, solo los recuerdos que me rozan que me tocan que me aplastan y a veces atormentan con su cumulo de idioteces... porque era todo un cuento tratar de esconder nuestra intimidad de su vigilancia y su grave mirada, cuando en realidad habian muchas mas cosas por debajo, cosas terribles que pasaron en frente de sus narices, cosas estupidas que cualquier papá o mamá levemente pendiente de su hija hubiera detectado, pero no.... cosas peores que estuve a punto de gritarle a tu mamá cuando me hechó de tu casa la ultima vez que estuve ahi y me dijo " lo que le hiciste a mi hija"... y yo pensando que que chucha venia a pensar eso ahora, que desde cuando se habia acordado de ser mamá y cuanta basura, mientras se llenaba mi mente de mierda, y entonces pense que yo no era el que tenia que decirlo, esa, siempre ha sido tu tarea...

Quizas debi hacerlo, y de paso, sacarme el cacho de quedarme callado siempre...

...Pero, tu mamá estaba feliz, al fin se deshacia del weón...

Vuelvo a reiterarte mis disculpas, la verdad quería escribir lo mas objetivamente posible y de acuerdo al tiempo que ya ha transcurrido desde que los caminos se separaron, pero me agarraron mal los recuerdos, y es que fueron muchos años de escuchar weás, de que se cuestionara todo lo relativo a mi, a mi familia y a nuestra relacion... Espero que hayas superado eso de querer estar siempre encima de ti, ya eres toda una profesional, y te sacaste la chucha por llegar a serlo.. y no precisamente gracias a su ayuda... ni siquiera las veces que te ayude con tus trabajos.... todo el merito de lo que eres ahora como mujer es tuyo.... cuidalo, y hazlo valer...

A veces le he dicho al Esteban que me encantaria volver a conversar contigo... durante mucho tiempo extrañé tu voz, tu conversacion y tu risa... cuanto sabes de mi ahora? que cosas nuevas y horrendas has encontrado en el camino? cuánto te han contado?... desde que, una tarde de agosto en la capilla me gritaste que la margarita te contaba cómo yo la "acosaba" me di cuenta de que, aparte de mis errores y mentiras, habían mas historias.. ahora empezaba la "leyenda" del weón maricón que siempre cagó a su polola... pero todo mito y leyenda tiene su base real, por que no decirlo...

... mi mas grave error fue nunca decirte lo solo que siempre me encontraba... no decirte la verdad.

Es lo úico que puedo argumentar para que la leyenda quede completa, para que se me odie con mas fuerza que antes.. para seguir siendo "el malo de la película"
Cuantas cosas han cambiado a ese respecto con el paso del tiempo?,cuanto de lo que creías se ha reafirmado?



BUeno, y qué importa eso ahora no?





de qué sirve?








Pasará otro Agosto en los caminos que no se cruzan...

Mañanas frías

por que crear blogs donde no se escribe?, por qué forzar a la naturaleza?, frio a esta hora en el ambiente, dentro de la casa, en mis huesos y en mi corazón... frio de estar aburrido, de no hacer nada, de oler a mendigo y revisar pegas

7/2/09

Los Desechables - Sigue la funcion

Cruzan mi pantalla las estrellas,

en mi mente alumbran y destellan

se prepara la función, está listo el pùblico

y yo miro el reloj que da sus horas

dice que no dejo de mirar

sentado, idiotizado en la propaganda comercial

y grito ayudenme, y grito ayuden

Todos muy pendientes de su pelo

su vida privada es un revuelo

se acerca el animador, ella estalla en llanto

y yo miro el reloj que da sus horas

dice que no dejo de mirar

sentado, idiotizado en este magnifico estelar

y grito aydenme, y grito ayudenme

Quiero apagarla y no puedo

uno mas en este cementerio

Esta es la noticia de este día:

estaba tirada y muy fría

nadie sabe que pasó

pero sigue la función

y yo miro el reloj que da sus horas

dice que no me voy a salvar

sentado, idiotizado

mientras cambio y cambio de canal

18/12/08

El Ruido de un Trueno


El Ruido de u Trueno

Ray Bradbury


El anuncio en la pared parecía temblar bajo una móvil película de agua caliente. Eckels sintió que parpadeaba, y el anuncio ardió en la momentánea oscuridad:


SAFARI EN EL TIEMPO S.A. SAFARIS A CUALQUIER AÑO DEL PASADO. USTED ELIGE EL ANIMAL NOSOTROS LO LLEVAMOS ALLÍ, USTED LO MATA.


Una flema tibia se le formó en la garganta a Eckels. Tragó saliva empujando hacia abajo la flema. Los músculos alrededor de la boca formaron una sonrisa, mientras alzaba lentamente la mano, y la mano se movió con un cheque de diez mil dólares ante el hombre del escritorio.
-¿Este safari garantiza que yo regrese vivo?
-No garantizamos nada -dijo el oficial-, excepto los dinosaurios. -Se volvió-. Este es el señor Travis, su guía safari en el pasado. Él le dirá a qué debe disparar y en qué momento. Si usted desobedece sus instrucciones, hay una multa de otros diez mil dólares, además de una posible acción del gobierno, a la vuelta.
Eckels miró en el otro extremo de la vasta oficina la confusa maraña zumbante de cables y cajas de acero, y el aura ya anaranjada, ya plateada, ya azul. Era como el sonido de una gigantesca hoguera donde ardía el tiempo, todos los años y todos los calendarios de pergamino, todas las horas apiladas en llamas. El roce de una mano, y este fuego se volvería maravillosamente, y en un instante, sobre sí mismo. Eckels recordó las palabras de los anuncios en la carta. De las brasas y cenizas, del polvo y los carbones, como doradas salamandras, saltarán los viejos años, los verdes años; rosas endulzarán el aire, las canas se volverán negro ébano, las arrugas desaparecerán. Todo regresará volando a la semilla, huirá de la muerte, retornará a sus principios; los soles se elevarán en los cielos occidentales y se pondrán en orientes gloriosos, las lunas se devorarán al revés a sí mismas, todas las cosas se meterán unas en otras como cajas chinas, los conejos entrarán en los sombreros, todo volverá a la fresca muerte, la muerte en la semilla, la muerte verde, al tiempo anterior al comienzo. Bastará el roce de una mano, el más leve roce de una mano.
-¡Infierno y condenación! -murmuró Eckels con la luz de la máquina en el rostro delgado-. Una verdadera máquina del tiempo. -Sacudió la cabeza-. Lo hace pensar a uno. Si la elección hubiera ido mal ayer, yo quizá estaría aquí huyendo de los resultados. Gracias a Dios ganó Keith. Será un buen presidente.
-Sí -dijo el hombre detrás del escritorio-. Tenemos suerte. Si Deutscher hubiese ganado, tendríamos la peor de las dictaduras. Es el antitodo, militarista, anticristo, antihumano, antintelectual. La gente nos llamó, ya sabe usted, bromeando, pero no enteramente. Decían que si Deutscher era presidente, querían ir a vivir a 1492. Por supuesto, no nos ocupamos de organizar evasiones, sino safaris. De todos modos, el presidente es Keith. Ahora su única preocupación es...
Eckels terminó la frase:
-Matar mi dinosaurio.
-Un Tyrannosaurus rex. El lagarto del Trueno, el más terrible monstruo de la historia. Firme este permiso. Si le pasa algo, no somos responsables. Estos dinosaurios son voraces.
Eckels enrojeció, enojado.
-¿Trata de asustarme?
-Francamente, sí. No queremos que vaya nadie que sienta pánico al primer tiro. El año pasado murieron seis jefes de safari y una docena de cazadores. Vamos a darle a usted la más extraordinaria emoción que un cazador pueda pretender. Lo enviaremos sesenta millones de años atrás para que disfrute de la mayor y más emocionante cacería de todos los tiempos. Su cheque está todavía aquí. Rómpalo.
El señor Eckels miró el cheque largo rato. Se le retorcían los dedos.
-Buena suerte -dijo el hombre detrás del mostrador-. El señor Travis está a su disposición.
Cruzaron el salón silenciosamente, llevando los fusiles, hacia la Máquina, hacia el metal plateado y la luz rugiente.
Primero un día y luego una noche y luego un día y luego una noche, y luego día-noche-día-noche-día. Una semana, un mes, un año, ¡una década! 2055, 2019, ¡1999! ¡1957! ¡Desaparecieron! La Máquina rugió. Se pusieron los cascos de oxígeno y probaron los intercomunicadores. Eckels se balanceaba en el asiento almohadillado, con el rostro pálido y duro. Sintió un temblor en los brazos y bajó los ojos y vio que sus manos apretaban el fusil. Había otros cuatro hombres en esa máquina. Travis, el jefe del safari, su asistente, Lesperance, y dos otros cazadores, Billings y Kramer. Se miraron unos a otros y los años llamearon alrededor.
-¿Estos fusiles pueden matar a un dinosaurio de un tiro? -se oyó decir a Eckels.
-Si da usted en el sitio preciso -dijo Travis por la radio del casco-. Algunos dinosaurios tienen dos cerebros, uno en la cabeza, otro en la columna espinal. No les tiraremos a éstos, y tendremos más probabilidades. Aciérteles con los dos primeros tiros a los ojos, si puede, cegándolo, y luego dispare al cerebro.
La máquina aulló. El tiempo era una película que corría hacia atrás. Pasaron soles, y luego diez millones de lunas.
-Dios santo -dijo Eckels-. Los cazadores de todos los tiempos nos envidiarían hoy. África al lado de esto parece Illinois.
El sol se detuvo en el cielo.
La niebla que había envuelto la Máquina se desvaneció. Se encontraban en los viejos tiempos, tiempos muy viejos en verdad, tres cazadores y dos jefes de safari con sus metálicos rifles azules en las rodillas.
-Cristo no ha nacido aún -dijo Travis-. Moisés no ha subido a la montaña a hablar con Dios. Las pirámides están todavía en la tierra, esperando. Recuerde que Alejandro, Julio César, Napoleón, Hitler... no han existido.
Los hombres asintieron con movimientos de cabeza.
-Eso -señaló el señor Travis- es la jungla de sesenta millones dos mil cincuenta y cinco años antes del presidente Keith.
Mostró un sendero de metal que se perdía en la vegetación salvaje, sobre pantanos humeantes, entre palmeras y helechos gigantescos.
-Y eso -dijo- es el Sendero, instalado por Safari en el Tiempo para su provecho. Flota a diez centímetros del suelo. No toca ni siquiera una brizna, una flor o un árbol. Es de un metal antigravitatorio. El propósito del Sendero es impedir que toque usted este mundo del pasado de algún modo. No se salga del Sendero. Repito. No se salga de él. ¡Por ningún motivo! Si se cae del Sendero hay una multa. Y no tire contra ningún animal que nosotros no aprobemos.
-¿Por qué? -preguntó Eckels. Estaban en la antigua selva. Unos pájaros lejanos gritaban en el viento, y había un olor de alquitrán y viejo mar salado, hierbas húmedas y flores de color de sangre.
-No queremos cambiar el futuro. Este mundo del pasado no es el nuestro. Al gobierno no le gusta que estemos aquí. Tenemos que dar mucho dinero para conservar nuestras franquicias. Una máquina del tiempo es un asunto delicado. Podemos matar inadvertidamente un animal importante, un pajarito, un coleóptero, aun una flor, destruyendo así un eslabón importante en la evolución de las especies.
-No me parece muy claro -dijo Eckels.
-Muy bien -continuó Travis-, digamos que accidentalmente matamos aquí un ratón. Eso significa destruir las futuras familias de este individuo, ¿entiende?
-Entiendo.
-¡Y todas las familias de las familias de ese individuo! Con sólo un pisotón aniquila usted primero uno, luego una docena, luego mil, un millón, ¡un billón de posibles ratones!
-Bueno, ¿y eso qué? -inquirió Eckels.
-¿Eso qué? -gruñó suavemente Travis-. ¿Qué pasa con los zorros que necesitan esos ratones para sobrevivir? Por falta de diez ratones muere un zorro. Por falta de diez zorros, un león muere de hambre. Por falta de un león, especies enteras de insectos, buitres, infinitos billones de formas de vida son arrojadas al caos y la destrucción. Al final todo se reduce a esto: cincuenta y nueve millones de años más tarde, un hombre de las cavernas, uno de la única docena que hay en todo el mundo, sale a cazar un jabalí o un tigre para alimentarse. Pero usted, amigo, ha aplastado con el pie a todos los tigres de esa zona al haber pisado un ratón. Así que el hombre de las cavernas se muere de hambre. Y el hombre de las cavernas, no lo olvide, no es un hombre que pueda desperdiciarse, ¡no! Es toda una futura nación. De él nacerán diez hijos. De ellos nacerán cien hijos, y así hasta llegar a nuestros días. Destruya usted a este hombre, y destruye usted una raza, un pueblo, toda una historia viviente. Es como asesinar a uno de los nietos de Adán. El pie que ha puesto usted sobre el ratón desencadenará así un terremoto, y sus efectos sacudirán nuestra tierra y nuestros destinos a través del tiempo, hasta sus raíces. Con la muerte de ese hombre de las cavernas, un billón de otros hombres no saldrán nunca de la matriz. Quizás Roma no se alce nunca sobre las siete colinas. Quizá Europa sea para siempre un bosque oscuro, y sólo crezca Asia saludable y prolífica. Pise usted un ratón y aplastará las pirámides. Pise un ratón y dejará su huella, como un abismo en la eternidad. La reina Isabel no nacerá nunca, Washington no cruzará el Delaware, nunca habrá un país llamado Estados Unidos. Tenga cuidado. No se salga del Sendero. ¡Nunca pise afuera!
-Ya veo -dijo Eckels-. Ni siquiera debemos pisar la hierba.
-Correcto. Al aplastar ciertas plantas quizá sólo sumemos factores infinitesimales. Pero un pequeño error aquí se multiplicará en sesenta millones de años hasta alcanzar proporciones extraordinarias. Por supuesto, quizá nuestra teoría esté equivocada. Quizá nosotros no podamos cambiar el tiempo. O tal vez sólo pueda cambiarse de modos muy sutiles. Quizá un ratón muerto aquí provoque un desequilibrio entre los insectos de allá, una desproporción en la población más tarde, una mala cosecha luego, una depresión, hambres colectivas, y, finalmente, un cambio en la conducta social de alejados países. O aun algo mucho más sutil. Quizá sólo un suave aliento, un murmullo, un cabello, polen en el aire, un cambio tan, tan leve que uno podría notarlo sólo mirando de muy cerca. ¿Quién lo sabe? ¿Quién puede decir realmente que lo sabe? No nosotros. Nuestra teoría no es más que una hipótesis. Pero mientras no sepamos con seguridad si nuestros viajes por el tiempo pueden terminar en un gran estruendo o en un imperceptible crujido, tenemos que tener mucho cuidado. Esta máquina, este sendero, nuestros cuerpos y nuestras ropas han sido esterilizados, como usted sabe, antes del viaje. Llevamos estos cascos de oxígeno para no introducir nuestras bacterias en una antigua atmósfera.
-¿Cómo sabemos qué animales podemos matar?
-Están marcados con pintura roja -dijo Travis-. Hoy, antes de nuestro viaje, enviamos aquí a Lesperance con la Máquina. Vino a esta Era particular y siguió a ciertos animales.
-¿Para estudiarlos?
-Exactamente -dijo Travis-. Los rastreó a lo largo de toda su existencia, observando cuáles vivían mucho tiempo. Muy pocos. Cuántas veces se acoplaban. Pocas. La vida es breve. Cuando encontraba alguno que iba a morir aplastado por un árbol u otro que se ahogaba en un pozo de alquitrán, anotaba la hora exacta, el minuto y el segundo, y le arrojaba una bomba de pintura que le manchaba de rojo el costado. No podemos equivocarnos. Luego midió nuestra llegada al pasado de modo que no nos encontremos con el monstruo más de dos minutos antes de aquella muerte. De este modo, sólo matamos animales sin futuro, que nunca volverán a acoplarse. ¿Comprende qué cuidadosos somos?
-Pero si ustedes vinieron esta mañana -dijo Eckels ansiosamente-, debían haberse encontrado con nosotros, nuestro safari. ¿Qué ocurrió? ¿Tuvimos éxito? ¿Salimos todos... vivos?
Travis y Lesperance se miraron.
-Eso hubiese sido una paradoja -habló Lesperance-. El tiempo no permite esas confusiones..., un hombre que se encuentra consigo mismo. Cuando va a ocurrir algo parecido, el tiempo se hace a un lado. Como un avión que cae en un pozo de aire. ¿Sintió usted ese salto de la Máquina, poco antes de nuestra llegada? Estábamos cruzándonos con nosotros mismos que volvíamos al futuro. No vimos nada. No hay modo de saber si esta expedición fue un éxito, si cazamos nuestro monstruo, o si todos nosotros, y usted, señor Eckels, salimos con vida.
Eckels sonrió débilmente.
-Dejemos esto -dijo Travis con brusquedad-. ¡Todos de pie! Se prepararon a dejar la Máquina. La jungla era alta y la jungla era ancha y la jungla era todo el mundo para siempre y para siempre. Sonidos como música y sonidos como lonas voladoras llenaban el aire: los pterodáctilos que volaban con cavernosas alas grises, murciélagos gigantescos nacidos del delirio de una noche febril. Eckels, guardando el equilibrio en el estrecho sendero, apuntó con su rifle, bromeando.
-¡No haga eso! -dijo Travis.- ¡No apunte ni siquiera en broma, maldita sea! Si se le dispara el arma...
Eckels enrojeció.
- ¿Dónde está nuestro Tyrannosaurus?
- Lesperance miró su reloj de pulsera.
-Adelante. Nos cruzaremos con él dentro de sesenta segundos. Busque la pintura roja, por Cristo. No dispare hasta que se lo digamos. Quédese en el Sendero. ¡Quédese en el Sendero!
Se adelantaron en el viento de la mañana.
-Qué raro -murmuró Eckels-. Allá delante, a sesenta millones de años, ha pasado el día de elección. Keith es presidente. Todos celebran. Y aquí, ellos no existen aún. Las cosas que nos preocuparon durante meses, toda una vida, no nacieron ni fueron pensadas aún.
-¡Levanten el seguro, todos! -ordenó Travis-. Usted dispare primero, Eckels. Luego, Billings. Luego, Kramer.
-He cazado tigres, jabalíes, búfalos, elefantes, pero esto, Jesús, esto es caza -comentó Eckels -. Tiemblo como un niño.
- Ah -dijo Travis.
-Todos se detuvieron.
Travis alzó una mano.
-Ahí adelante -susurró-. En la niebla. Ahí está Su Alteza Real.
La jungla era ancha y llena de gorjeos, crujidos, murmullos y suspiros. De pronto todo cesó, como si alguien hubiese cerrado una puerta.
Silencio.
El ruido de un trueno.
De la niebla, a cien metros de distancia, salió el Tyrannosaurus rex.
-Jesucristo -murmuró Eckels.
-¡Chist!
Venía a grandes trancos, sobre patas aceitadas y elásticas. Se alzaba diez metros por encima de la mitad de los árboles, un gran dios del mal, apretando las delicadas garras de relojero contra el oleoso pecho de reptil. Cada pata inferior era un pistón, quinientos kilos de huesos blancos, hundidos en gruesas cuerdas de músculos, encerrados en una vaina de piel centelleante y áspera, como la cota de malla de un guerrero terrible. Cada muslo era una tonelada de carne, marfil y acero. Y de la gran caja de aire del torso colgaban los dos brazos delicados, brazos con manos que podían alzar y examinar a los hombres como juguetes, mientras el cuello de serpiente se retorcía sobre sí mismo. Y la cabeza, una tonelada de piedra esculpida que se alzaba fácilmente hacia el cielo, En la boca entreabierta asomaba una cerca de dientes como dagas. Los ojos giraban en las órbitas, ojos vacíos, que nada expresaban, excepto hambre. Cerraba la boca en una mueca de muerte. Corría, y los huesos de la pelvis hacían a un lado árboles y arbustos, y los pies se hundían en la tierra dejando huellas de quince centímetros de profundidad. Corría como si diese unos deslizantes pasos de baile, demasiado erecto y en equilibrio para sus diez toneladas. Entró fatigadamente en el área de sol, y sus hermosas manos de reptil tantearon el aire.
-¡Dios mío! -Eckels torció la boca-. Puede incorporarse y alcanzar la luna.
-¡Chist! -Travis sacudió bruscamente la cabeza-. Todavía no nos vio.
-No es posible matarlo. -Eckels emitió con serenidad este veredicto, como si fuese indiscutible. Había visto la evidencia y ésta era su razonada opinión. El arma en sus manos parecía un rifle de aire comprimido-. Hemos sido unos locos. Esto es imposible.
-¡Cállese! -siseó Travis.
-Una pesadilla.
-Dé media vuelta -ordenó Travis-. Vaya tranquilamente hasta la máquina. Le devolveremos la mitad del dinero.
-No imaginé que sería tan grande -dijo Eckels-. Calculé mal. Eso es todo. Y ahora quiero irme.
-¡Nos vio!
-¡Ahí está la pintura roja en el pecho!
El Lagarto del Trueno se incorporó. Su armadura brilló como mil monedas verdes. Las monedas, embarradas, humeaban. En el barro se movían diminutos insectos, de modo que todo el cuerpo parecía retorcerse y ondular, aun cuando el monstruo mismo no se moviera. El monstruo resopló. Un hedor de carne cruda cruzó la jungla.
-Sáquenme de aquí -pidió Eckels-. Nunca fue como esta vez. Siempre supe que saldría vivo. Tuve buenos guías, buenos safaris, y protección. Esta vez me he equivocado. Me he encontrado con la horma de mi zapato, y lo admito. Esto es demasiado para mí.
-No corra -dijo Lesperance-. Vuélvase. Ocúltese en la Máquina. -Sí.
Eckels parecía aturdido. Se miró los pies como si tratara de moverlos. Lanzó un gruñido de desesperanza.
-¡Eckels!
Eckels dio unos pocos pasos, parpadeando, arrastrando los pies. -¡Por ahí no!
El monstruo, al advertir un movimiento, se lanzó hacia adelante con un grito terrible. En cuatro segundos cubrió cien metros. Los rifles se alzaron y llamearon. De la boca del monstruo salió un torbellino que los envolvió con un olor de barro y sangre vieja. El monstruo rugió con los dientes brillantes al sol.
Eckels, sin mirar atrás, caminó ciegamente hasta el borde del Sendero, con el rifle que le colgaba de los brazos. Salió del Sendero, y caminó, y caminó por la jungla. Los pies se le hundieron en un musgo verde. Lo llevaban las piernas, y se sintió solo y alejado de lo que ocurría atrás.
Los rifles dispararon otra vez. El ruido se perdió en chillidos y truenos. La gran palanca de la cola del reptil se alzó sacudiéndose. Los árboles estallaron en nubes de hojas y ramas. El monstruo retorció sus manos de joyero y las bajó como para acariciar a los hombres, para partirlos en dos, aplastarlos como cerezas, meterlos entre los dientes y en la rugiente garganta. Sus ojos de canto rodado bajaron a la altura de los hombres, que vieron sus propias imágenes. Dispararon sus armas contra las pestañas metálicas y los brillantes iris negros.
Como un ídolo de piedra, como el desprendimiento de una montaña, el Tyrannosaurus cayó. Con un trueno, se abrazó a unos árboles, los arrastró en su caída. Torció y quebró el Sendero de Metal. Los hombres retrocedieron alejándose. El cuerpo golpeó el suelo, diez toneladas de carne fría y piedra. Los rifles dispararon. El monstruo azotó el aire con su cola acorazada, retorció sus mandíbulas de serpiente, y ya no se movió. Una fuente de sangre le brotó de la garganta. En alguna parte, adentro, estalló un saco de fluidos. Unas bocanadas nauseabundas empaparon a los cazadores. Los hombres se quedaron mirándolo, rojos y resplandecientes.
El trueno se apagó.
La jungla estaba en silencio. Luego de la tormenta, una gran paz. Luego de la pesadilla, la mañana.
Billings y Kramer se sentaron en el sendero y vomitaron. Travis y Lesperance, de pie, sosteniendo aún los rifles humeantes, juraban continuamente.
En la Máquina del Tiempo, cara abajo, yacía Eckels, estremeciéndose. Había encontrado el camino de vuelta al Sendero y había subido a la Máquina. Travis se acercó, lanzó una ojeada a Eckels, sacó unos trozos de algodón de una caja metálica y volvió junto a los otros, sentados en el Sendero.
-Límpiense.
Limpiaron la sangre de los cascos. El monstruo yacía como una loma de carne sólida. En su interior uno podía oír los suspiros y murmullos a medida que morían las más lejanas de las cámaras, y los órganos dejaban de funcionar, y los líquidos corrían un último instante de un receptáculo a una cavidad, a una glándula, y todo se cerraba para siempre. Era como estar junto a una locomotora estropeada o una excavadora de vapor en el momento en que se abren las válvulas o se las cierra herméticamente. Los huesos crujían. La propia carne, perdido el equilibrio, cayó como peso muerto sobre los delicados antebrazos, quebrándolos.
Otro crujido. Allá arriba, la gigantesca rama de un árbol se rompió y cayó. Golpeó a la bestia muerta como algo final.
-Ahí está- Lesperance miró su reloj-. Justo a tiempo. Ese es el árbol gigantesco que originalmente debía caer y matar al animal.
Miró a los dos cazadores: ¿Quieren la fotografía trofeo?
-¿Qué?
-No podemos llevar un trofeo al futuro. El cuerpo tiene que quedarse aquí donde hubiese muerto originalmente, de modo que los insectos, los pájaros y las bacterias puedan vivir de él, como estaba previsto. Todo debe mantener su equilibrio. Dejamos el cuerpo. Pero podemos llevar una foto con ustedes al lado.
Los dos hombres trataron de pensar, pero al fin sacudieron la cabeza. Caminaron a lo largo del Sendero de metal. Se dejaron caer de modo cansino en los almohadones de la Máquina. Miraron otra vez el monstruo caído, el monte paralizado, donde unos raros pájaros reptiles y unos insectos dorados trabajaban ya en la humeante armadura.
Un sonido en el piso de la Máquina del Tiempo los endureció. Eckels estaba allí, temblando.
-Lo siento -dijo al fin.
-¡Levántese! -gritó Travis.
Eckels se levantó.
-¡Vaya por ese sendero, solo! -agregó Travis, apuntando con el rifle-. Usted no volverá a la Máquina. ¡Lo dejaremos aquí!
Lesperance tomó a Travis por el brazo. -Espera...
-¡No te metas en esto! -Travis se sacudió apartando la mano-. Este hijo de perra casi nos mata. Pero eso no es bastante. Diablo, no. ¡Sus zapatos! ¡Míralos! Salió del Sendero. ¡Dios mío, estamos arruinados Cristo sabe qué multa nos pondrán. ¡Decenas de miles de dólares! Garantizamos que nadie dejaría el Sendero. Y él lo dejó. ¡Oh, condenado tonto! Tendré que informar al gobierno. Pueden hasta quitarnos la licencia. ¡Dios sabe lo que le ha hecho al tiempo, a la Historia!
-Cálmate. Sólo pisó un poco de barro.
-¿Cómo podemos saberlo? -gritó Travis-. ¡No sabemos nada! ¡Es un condenado misterio! ¡Fuera de aquí, Eckels!
Eckels buscó en su chaqueta.
-Pagaré cualquier cosa. ¡Cien mil dólares!
Travis miró enojado la libreta de cheques de Eckels y escupió.
-Vaya allí. El monstruo está junto al Sendero. Métale los brazos hasta los codos en la boca, y vuelva.
-¡Eso no tiene sentido!
-El monstruo está muerto, cobarde bastardo. ¡Las balas! No podemos dejar aquí las balas. No pertenecen al pasado, pueden cambiar algo. Tome mi cuchillo. ¡Extráigalas!
La jungla estaba viva otra vez, con los viejos temblores y los gritos de los pájaros. Eckels se volvió lentamente a mirar al primitivo vaciadero de basura, la montaña de pesadillas y terror. Luego de un rato, como un sonámbulo, se fue, arrastrando los pies.
Regresó temblando cinco minutos más tarde, con los brazos empapados y rojos hasta los codos. Extendió las manos. En cada una había un montón de balas. Luego cayó. Se quedó allí, en el suelo, sin moverse.
-No había por qué obligarlo a eso - dijo Lesperance.
-¿No? Es demasiado pronto para saberlo. -Travis tocó con el pie el cuerpo inmóvil.
-Vivirá. La próxima vez no buscará cazas como ésta. Muy bien. -Le hizo una fatigada seña con el pulgar a Lesperance-. Enciende. Volvamos a casa. 1492. 1776. 1812.
Se limpiaron las caras y manos. Se cambiaron las camisas y pantalones. Eckels se había incorporado y se paseaba sin hablar. Travis lo miró furiosamente durante diez minutos.
-No me mire -gritó Eckels-. No hice nada.
-¿Quién puede decirlo?
-Salí del sendero, eso es todo; traje un poco de barro en los zapatos. ¿Qué quiere que haga? ¿Que me arrodille y rece?
-Quizá lo necesitemos. Se lo advierto, Eckels. Todavía puedo matarlo. Tengo listo el fusil.
-Soy inocente. ¡No he hecho nada!
1999, 2000, 2055.
La máquina se detuvo.
-Afuera -dijo Travis.
El cuarto estaba como lo habían dejado. Pero no de modo tan preciso. El mismo hombre estaba sentado detrás del mismo escritorio. Pero no exactamente el mismo hombre detrás del mismo escritorio.
Travis miró alrededor con rapidez.
-¿Todo bien aquí? -estalló.
-Muy bien. ¡Bienvenidos!
Travis no se sintió tranquilo. Parecía estudiar hasta los átomos del aire, el modo como entraba la luz del sol por la única ventana alta.
-Muy bien, Eckels, puede salir. No vuelva nunca.
Eckels no se movió.
-¿No me ha oído? -dijo Travis-. ¿Qué mira?
Eckels olía el aire, y había algo en el aire, una sustancia química tan sutil, tan leve, que sólo el débil grito de sus sentidos subliminales le advertía que estaba allí. Los colores blanco, gris, azul, anaranjado, de las paredes, del mobiliario, del cielo más allá de la ventana, eran... eran... Y había una sensación. Se estremeció. Le temblaron las manos. Se quedó oliendo aquel elemento raro con todos los poros del cuerpo. En alguna parte alguien debía de estar tocando uno de esos silbatos que sólo pueden oír los perros. Su cuerpo respondió con un grito silencioso. Más allá de este cuarto, más allá de esta pared, más allá de este hombre que no era exactamente el mismo hombre detrás del mismo escritorio..., se extendía todo un mundo de calles y gente. Qué suerte de mundo era ahora, no se podía saber. Podía sentirlos cómo se movían, más allá de los muros, casi, como piezas de ajedrez que arrastraban un viento seco...
Pero había algo más inmediato. El anuncio pintado en la pared de la oficina, el mismo anuncio que había leído aquel mismo día al entrar allí por vez primera.
De algún modo el anuncio había cambiado.


SEFARI EN EL TIEMPO. S. A. SEFARIS A KUALKUIER AÑO DEL PASADO USTE NOMBRA EL ANIMAL NOSOTROS LO LLEBAMOS AYI. USTE LO MATA.


Eckels sintió que caía en una silla. Tanteó insensatamente el grueso barro de sus botas. Sacó un trozo, temblando.
-No, no puede ser. Algo tan pequeño. No puede ser. ¡No!
Hundida en el barro, brillante, verde, y dorada, y negra, había una mariposa, muy hermosa y muy muerta.
-¡No algo tan pequeño! ¡No una mariposa! -gritó Eckels.
Cayó al suelo una cosa exquisita, una cosa pequeña que podía destruir todos los equilibrios, derribando primero la línea de un pequeño dominó, y luego de un gran dominó, y luego de un gigantesco dominó, a lo largo de los años, a través del tiempo. La mente de Eckels giró sobre si misma. La mariposa no podía cambiar las cosas. Matar una mariposa no podía ser tan importante. ¿Podía?
Tenía el rostro helado. Preguntó, temblándole la boca:
- ¿Quién... quién ganó la elección presidencial ayer?
El hombre detrás del mostrador se rió.
-¿Se burla de mí? Lo sabe muy bien. ¡Deutscher, por supuesto! No ese condenado debilucho de Keith. Tenemos un hombre fuerte ahora, un hombre de agallas. ¡Sí, señor! -El oficial calló-. ¿Qué pasa?
Eckels gimió. Cayó de rodillas. Recogió la mariposa dorada con dedos temblorosos.
-¿No podríamos -se preguntó a sí mismo, le preguntó al mundo, a los oficiales, a la Máquina,- no podríamos llevarla allá, no podríamos hacerla vivir otra vez? ¿No podríamos empezar de nuevo? ¿No podríamos...?
No se movió. Con los ojos cerrados, esperó estremeciéndose. Oyó que Travis gritaba; oyó que Travis preparaba el rifle, alzaba el seguro, y apuntaba.
El ruido de un trueno.